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México vivirá el proceso electoral más grande de su historia. Más de 20 mil cargos de elección popular estarán en disputa, destacando entre ellos la Presidencia de la República; nueve gubernaturas, incluida la Jefatura de Gobierno de Ciudad de México; el Congreso de la Unión, congresos estatales, presidencias municipales y muchos otros cargos.
Casi 100 millones de mexicanos tendrán posibilidad de acudir a las urnas para ejercer su derecho al voto, y de esa manera, también cumplir con la responsabilidad cívica de elegir a sus gobernantes, algo que varias generaciones no tuvieron oportunidad de hacer.
En el México de 2024 los votos cuentan y se cuentan, eso es resultado de una larga lucha para construir un estado democrático que empezó en la década de los setentas del siglo pasado y que en los últimos 30 años se ha fortalecido y mejorado, en buena medida, porque ha involucrado a los ciudadanos, quienes, el día de la elección, hacen posible que una inmensa maquinaria electoral funcione para dar certeza y confianza en los resultados.
Quizás lo anterior no resulta novedoso y valioso para quienes han vivido los procesos electorales de este siglo, pero quienes atestiguaron las elecciones de los sesentas, setentas y ochentas, saben lo complicado que ha sido llegar hasta este punto.
Hoy todos reconocemos que es de suma importancia contar con una credencial de elector, ya que es nuestro principal medio de identificación, pero, sobre todo, es el documento que acredita nuestra ciudadanía, y como ciudadanos tenemos la responsabilidad de hacerla valer y participar en los procesos electorales.
La elección de este 2024 no es una más, no sólo es la más grande en la historia del país; es de gran trascendencia pues se definirá el futuro de México a corto, mediano y largo plazo. El resultado de estos comicios marcará una época, por ello es importantísimo que todos los que tenemos credencial para votar salgamos a las urnas y expresemos nuestra voluntad. En democracia gobiernan las mayorías, pero las minorías hacen el equilibrio.
Caber mencionar que hay regiones del territorio nacional en las que no existen condiciones propicias para que los ciudadanos acudan libremente a votar; esa debe ser una motivación para que quienes sí podemos hacerlo no dejemos pasar la oportunidad, de esa manera, con ese granito de arena, estaremos contribuyendo para que en el futuro todos tengamos la posibilidad de participar y decidir.
Este domingo dos de junio hagamos una fiesta democrática y votemos. No importa por quién, pero abarrotemos las casillas, manifestemos nuestra voluntad en las boletas, y llenemos a tope las urnas.