Con el triunfo de Donald Trump en las elecciones del pasado 5 de noviembre, las relaciones entre México y Estados Unidos enfrentará nuevos desafíos, dado que su estilo de gobernar y sus políticas internas y externas en su primer mandato generaron tensiones en temas como migración, comercio y seguridad fronteriza.
En materia migratoria Trump ha prometido intensificar las deportaciones y reforzar la seguridad fronteriza. Esto incluye expandir el muro en la frontera y endurecer las políticas para reducir el flujo de migrantes, un enfoque que podría generar tensiones con México y complicar los esfuerzos conjuntos en temas de derechos humanos y seguridad regional
En lo comercial, Trump podría revisar el T-MEC, dado su interés en renegociar acuerdos que él considera desventajosos para Estados Unidos. Esto significaría que México enfrente nuevos aranceles o reglas comerciales, afectando sectores como la manufactura y el automotriz, que son pilares de la economía mexicana y que dependen del libre acceso al mercado estadounidense
En el ámbito político, la postura de Trump sobre política exterior se enfoca en el “America First”, lo que podría limitar la cooperación multilateral y desafiar acuerdos previos entre los dos países. Además, con el Senado bajo control republicano, es probable que sus políticas tengan mayor respaldo en el Congreso estadounidense, lo que fortalece su capacidad para implementar medidas unilaterales
El gobierno mexicano deberá evaluar cómo adaptarse a esta administración, buscando mantener una relación diplomática estable mientras se prepara para afrontar posibles políticas restrictivas en temas clave para la seguridad y la economía del país. Buena suerte para México en esto.